Cuando
los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que
sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la
fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad
cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado
Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el
Valhalla (el palacio de Odín; y en las raíces más profundas estaba
Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización
de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar
el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.Se
dice que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un
hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también
pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que
por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y
velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones,
mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del
mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se
transformaron en esferas y otros adornos.
Es
posible que el primer árbol de Navidad, como le conocemos en la
actualidad, se registre en Alemania, donde se implantó por primera vez
en 1605 para ambientar el frío de la Navidad, comenzando así su
difusión. A Finlandia llegó en 1800, mientras que a Inglaterra lo hizo
en 1829, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841, de
la mano del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria. La
costumbre de adornar el árbol navideño en los hogares españoles fue
traída en el año 1870 por una mujer de origen ruso llamada Sofía
Troubetzkoy, que después de enviudar del duque de Morny, hermano de
Napoleón Bonaparte, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español
Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto, uno de los mayores promotores de
la Restauración borbónica que permitió a Alfonso XII reinar. Por ello,
parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España
fue en Madrid, durante las Navidades del año 1870, en el palacio de
dichos nobles, edificio que ocupaba el lugar donde actualmente se
contempla el Banco de España, en el Paseo del Prado, esquina con la
Calle de Alcalá. Bolas o esferas de motivo navideño:La tradición de adornar el árbol navideño parece que se inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII, extendiéndose posteriormente a otros países europeos. Para su decoración se emplea en la actualidad una gran diversidad de objetos y elementos, siendo los más tradicionales:
Estrella: Colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella de Belén. Bolas: Al parecer en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, respresentando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas, que simbolizan los dones de Dios a los hombres. Lazos: Siempre se ha pensado que los lazos representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desean dar y recibir. Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo. (Significado religioso) La tradición de armar el árbol de Navidad el 8 de diciembre es seguida por las familias argentinas desde hace cerca de 200 años. De Gran Bretaña cruzó a los Estados Unidos, y de allí a América Latina.
En la Argentina se armó por primera vez en 1807. En diciembre de ese año un irlandés, que deseaba recordar las costumbres de su país, decoró un pino en una plaza pública.
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